lunes, 28 de diciembre de 2009

La primera impresión

Cuando uno se prepara para un largo viaje en un lugar distante, intenta prepararse mentalmente para lo pueda encontrarse, aun así como añadir algo que para nosotros es inconcebible.




El primer contacto con los autóctonos no es muy agradable, los “Ritchaos” o conductores de pequeñas motos adaptadas para poder llevar varios pasajeros, en ocasiones imprescindibles, siempre piden enormes cantidades de Rupias, por lo que te ves obligado a regatear con profesionales, de modo que acabas pagando lo que para nosotros es una cantidad insignificante de dinero, pero sin duda injustamente y con ese regustillo final de haber sido estafado.
Por otro lado, por lo general la gente es amable y suelen mirarte con una sonrisa reconfortante en la cara, incluso cuando acudes a alguien en busca de información se suelen implicar a niveles que superan sus posibilidades, llegando a telefonear a familiares o amigos, o acompañándote durante un largo rato hasta que se aseguran que estas dentro del autobús que necesitabas tomar.






Autobuses, otro tema, en esos antiguos bloques de chatarra, normalmente muy solicitados, sí que te sientes integrado. Tu cuerpo pasa a ser parte de la comunidad, en cualquier momento puedes ver piernas pasando por encima de ti y cualquiera puede adueñarse del hombro de su vecino para echarse una cabezadita. 
Aparte de la diferencia en sus costumbres, posiblemente lo más desconcertante, es que todo lo que te da cierta seguridad en tu vida cotidiana, aquí no está. Esa pequeña par cela de suelo bajo tus pies ha desaparecido, todo ese orden al que estamos acostumbrados se ha convertido en una especie de caos incomprensiblemente ordenado. Las riquísimas comidas se convierten en arroz blanco con salsas ultra picantes. Por suerte se pueden comprar frutas tropicales de temporada por todas partes. Las aceras, trozos de la misma carretera por donde circulan los coches o andenes de tierra llenos de basura. Los horarios de trenes o autobuses, consisten en esperar hasta que algo llegue.
La gran diferencia es que por lo general nadie tiene prisa, los retrasos del transporte público no vienen acompañados de malas caras o quejas, a todo el mundo le da igual. El nivel de tolerancia mutua es muy elevado, a nadie le molesta un niño gritando o un grupo de adolescentes excitados.
Así que aquí estamos conociendo espeluznantes ciudades e increíbles lugares naturales, que te dejan la boca abierta. Sin duda el parque natural Mudumalai ha sido la parte más bonita del viaje hasta ahora, hospedados al lado de un rio donde se van a bañar elefantes, lleno de monos, hermosas rutas donde pudimos ver gacelas, bisontes y arces.




Ahora mismo estamos en Mysore y nos dirigimos hacia Goa a pasar el fin de año, donde según nos han dicho la celebración es sensacional. 
Un abrazo para todos!
 

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